– No voy a dejarla. Está embarazada.
– Pero… ibas a pedirle el divorcio.
– Sé lo que dije, pero esto ha sido un accidente. Y ahora todo es distinto.
– No puedo creerlo. ¿Desde cuándo lo sabes?
– Hace un par de meses.
– Pero… ibas a pedirle el divorcio.
– Sé lo que dije, pero esto ha sido un accidente. Y ahora todo es distinto.
– No puedo creerlo. ¿Desde cuándo lo sabes?
– Hace un par de meses.
Ella ni siquiera le mira, sus ojos se clavan en la carretera.
– Y has seguido viéndome desde entonces.
– Lo siento, no sabía qué hacer. Ni cómo contártelo.
– Lo siento, no sabía qué hacer. Ni cómo contártelo.
Durante dos kilómetros no responde, sorprendida por sentir una rabia tan pura.
Después, su pie aplasta el acelerador, una simple extensión de su furia.
Él grita algo ininteligible.
Ella, concienzudamente, ignora la siguiente curva.
Después, su pie aplasta el acelerador, una simple extensión de su furia.
Él grita algo ininteligible.
Ella, concienzudamente, ignora la siguiente curva.