Manolo, dejo esta nota en el bote de las galletas, porque sé que tarde o temprano vendrás a picar, que tú no sabes controlarte.
Cuando leas esto, ya no estaré a tu lado. Gracias por los buenos momentos y por tu cariño durante mi enfermedad.
También quiero decirte que no me parecería nada bien que te casaras de nuevo ahora que no estoy. Sé que cada vez que me marchaba al pueblo tú te ibas de fulanas, que siempre has sido muy fogoso y muy cabrón. Qué remedio.
Pero casarte de nuevo, ni se te ocurra, Manolo.
Tuya siempre,
Marisa