El campesino sostiene en alto el zapato para contemplarlo como otros harían con un lingote de oro. La suela es fina, pero está intacta. Lo gira y aprecia la textura del cuero, lo aprieta un poco y asiente satisfecho con la respuesta en sus manos.
El hombre de la corbata sigue hablando:
– Ahí lo tiene, amigo. El derecho de un buen par de zapatos duraderos. Si el candidato Quintana sale elegido el domingo, ustedes reciben el zapato izquierdo.
El campesino casi susurra:
– ¿Y si no?
El de la corbata pierde un rato en mirarle:
– ¿Usted qué cree?
Un 'amigou' me conto esta historia esta misma mañana, diciendo que era un caso real…
En los comics antiguos de Spiderman los malos siempre le daban a los secuaces que querían contratar un fajo de billetes cortado a la mitad.
El truco del zapato es mucho mejor 🙂
Precioso el rediseño, por cierto.