A continuación Don Gumersindo Albea, vecino del quinto derecha, toma la palabra para denunciar que le están robando ropa del tendedero del patio interior. Don Emilio Santos, vecino del cuarto izquierda, pide la palabra y expone que nadie se lleva nada de las líneas de Don Gumersindo, que otra cosa es que él tienda su ropa dónde quiere, por lo que seguramente acabará en la basura, que es donde de todas formas tendría que estar si Don Guimersindo tuviera vergüenza.
Seguidamente Don Emilio es interrumpido por un puñetazo en la boca que altera definitivamente el resto del orden del día.