De todas las situaciones que el profesor había tenido que soportar en su primer año de docencia, aquella sin duda era la peor. Le habían ignorado con saña, le habían lanzado bolas de papel y balas de tiza que dejaban duras exclamaciones blancas en la pizarra. Le habían pegado chicle en la ropa, le habían robado la cartera dos veces. Una vez le encerraron en el baño y tuvo que pedir ayuda gritando por la ventana. Tampoco olvidaba cómo fue rodar por las escaleras o apagar el incendio en su departamento. Pero aquello era, sin duda, lo peor de todo.
Gracias a este cuento he ganado UN EURO!! Gracias, Lidia Esther, mecenas de literatura de cien palabras!
No sabía que aceptara donativos. Tiene que poner un cepillo a la entrada del blog, lástima que ahora me pille sin suelto…
No, no, donativos no. No sabría qué hacer con tasta pasta, seguramente perdería la cabeza. Esto fue un encargo puntual 😉
La asociación de cabareteras travestis de Matalascañas queremos encargarle un cuento personalizado. Díganos, por favor, el medio adecuado para hacerle llegar el euro.
Pues el mismo medio que usaron la última vez que me encargaron un cuento, queridas cabareteras de Matalascañas. Saludos a la Rosi, por cierto.
atte
Este cuento es "personalizado"?? Pues menudo tema mas raro…