Hola. Perdona que te llame tan tarde. Quería comprobar que tengo bien tu número. Por asegurarme. Creí haber tomado mal el número. No te dije nada antes porque me dio un poco de vergüenza. Hacía tiempo que no hablábamos y me pareció que si te decía de nuevo que repitieses el número, ibas a pensar que soy idiota. Pero en el camino a casa pensé que soy tonto, que podemos ser buenos amigos y que lo mejor es ir de frente y si no estaba seguro, lo mejor era llamarte.
¿Estabas despierto? Lo siento. A mí me cuesta mucho dormir.